Cielo negro y viento del norte,
las gotas caen sobre mí
y me pregunto, ahora a diez mil kilómetros,
si me extrañas ahora que no estoy.
Versos de Nick Drake,
libros de Kafka,
un cerebro que nunca funcionó del todo bien,
manos desnudas,
rojas,
deshechas tras miles de batallas.
Y ahora que he vuelto de viajar por casi todos los planetas
ya no busco emociones,
sólo alimento.
Y un calor que te resistes a darme.
Quizá por que conoces mi origen:
Nací en el pecado y en la nausea,
en el dolor y los gritos que nadie quiso escuchar.
Estoy solo, siempre solo
porque siempre quise estarlo,
porque en la indiferencia nunca hay preguntas,
sólo un abismo,
felicidad truncada,
sueños que siempre escapan de mí.
Y puedo substituir vuestra indiferencia
por pensamientos tan íntimos.
Puedo castigar a quien se acerque
Impedirle entrar en mi mundo.
Enrollarme en celofán,
apoyarme en una esquina
y permanecer en silencio.
Esperar.
Que dejéis de visitarme,
de interesaros por lo poco que hago.
Imaginar que no existo
y encontrar por fin,
en el contacto con la nada,
un poco de calor.
[mailpoet_form id="2"]