En una noche como ésta
el silencio se impone a todo.
Estás leyendo en el sofá
sin saber que yo te observo
desde mi purgatorio.
Te miro y pienso,
por favor,
encuentra las palabras exactas.
Pero nunca las encuentro
y me confundo entre los muebles.
Entonces,
como Roberto Iniesta,
me siento a pensar
como una foto en la pared,
sin respirar ni moverme,
para no hacer ruido.
Y vigilo la noche.
Alejo de ti tus demonios
y me los llevo conmigo.
Y ellos me transportan
a lugares oscuros,
donde te suplico:
arréglame.
Pero no respondes.

[mailpoet_form id="2"]