Espectro de mis silencios,
puedo escuchar tus secretos
cuando caminas en la noche.
Hasta que me despierta el albor
entre pedazos de recuerdos derrotados.
Y sé que olvidaré tus palabras
pero no tu rostro.
Cuántos días empiezan en desolación.
Cuántas veces me he abrazado a la nada.
Y sé que yo no puedo escoger mis recuerdos,
que tu amargo sentido del humor lo hará por mí.
Consumo al despertar veneno que me hace revivir.
Desprende mi cuerpo pequeñas gotas con la velocidad.
Me curo con ellas cayendo,
Diluyéndose en una humanidad leve e infinita.
La vida es lenta y tediosa cuando nadie te ha enseñado a quererte.
¿Cuántas veces me hiciste pasar por el mismo lugar?
¿Cuántas he de ser declarado culpable?
Una y otra vez, hasta que el tiempo se detenga.
Cuando lo haga, por favor,
recordadme no por mis errores
sino porque serví como alimento a la naturaleza.
Cuando mi prefrontal deje de fabricar patrones
seguiré recordando a todos los que quise.
Pensaré que la mayoría de nosotros
no deseábamos tantas guerras.
Nos vinieron impuestas.
Volveré a visitaros
cada noche cerraré vuestros párpados
y os garantizaré recuerdos felices.
Cuando os observe desde ninguna parte
quizá sigáis teniendo mis palabras,
escondidas entre los papeles.
¿Me recordaréis cuando no esté?
¿Quién habré sido para cada uno de vosotros?
¿Podré esconderme entre vuestros recuerdos?
¿Despertaré cada mañana?
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