Oxígeno
Conviertes mis defectos
en nuestras virtudes.
Tú eres el oxígeno
recorriendo mis arterias.
Eras la sonda que recorría
el espacio exterior
en busca de vida inteligente.
Y me encontraste a mí.
Eres la emoción,
la vida en su máximo esplendor
y yo el espíritu autodestructivo.
No somos el día y la noche
sino las tinieblas iluminadas
por la luna llena
y una tormenta de meteoritos.
Destrozan todo a su paso,
Provocan grandes maremotos
y hacen que caigan
los más grandes edificios.
Somos lo contrario a una humanidad aterrada.
Una mañana de domingo,
sentados en la azotea de algún edificio,
disfrutando del espectáculo.
Somos los que siempre
encuentran un camino
entre las ruinas.
Eres mi apoyo.
Quien perdona mis pecados
e insiste en seguir hacia delante.
Soy el guardián de tus malos pensamientos.

Un conjunto de proyectos,
errores y promesas incumplidas.
Sólo contigo
tengo la sensación
de ser capaz de todo.
Porque eres también,
el oxígeno,
que alimenta todas mis letras.
Eres el mejor sabor
cuando me metes
la lengua en la boca.
He aprendido, con el tiempo,
a saborear tu sexo.
Puedo olerlo tantas veces,
cuando te acercas a mí.
Y tú no te das ni cuenta.
Y, por muchas veces que nos aboque al desastre
cada día iniciamos una nueva revolución.
Masacramos palabras,
destrozamos armonía
y gritamos hasta quedarnos sin oxígeno.
Eres, deja que te lo explique mejor
porque cuando te miro
veo caer la arena de los relojes
cayendo a diferentes velocidades,
enanos voladores de color verde,
los ríos caminando hacia el mar
y criaturas alimentando a sus crías.
Eres la luna que ilumina a Marion Cotillard
en Midnight in París.
El Angelus novus que observa el mundo,
catástrofe tras catástrofe.
Reconstruyendo todas ellas,
generando nuevas ilusiones.
Eres todas las pinturas
desde Saturno devorando a su hijo
hasta el beso de Klimt.
Las puertas del cielo,
una nueva deidad.
Eres, esta vez te lo digo yo a ti,
mi otra mitad.
Mi deseo irrenunciable.
Mi único amor sincero,
El resto de los días que me quedan por vivir.
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