Swallow (Carlo Mirabella-Davis, 2019)
Para mí, una total decepción. Un bluf total. Un desastre que brilla, sí, pero sólo gracias a la decoración, la fotografía y la interpretación de Haley Bennett.
Mérito tiene que haya podido levantar ella sola un proyecto con un personaje tan desdibujado sobre el papel que es, en pocas palabras, el de una mujer embarazada, ninguneada por todos los que le rodean, que sufre un trastorno de los impulsos y tiene la compulsión de tragarse todo tipo de objetos.
Podría haber recorrido el camino de la repulsión. En realidad, es lo que esperaba encontrarme después de ver el tráiler: un filme en sintonía con algunos de los mejores de Cronenberg. Un estudio de los placeres mórbidos donde pudiéramos empatizar de alguna manera con la protagonista, ahondando en la fascinación por la propia autodestrucción dibujaba desde el exterior desde que entran los objetos hacia un interior que va sufriendo cambios y heridas en consonancia con la perturbación de la protagonista.

Swallow (Carlo Mirabella-Davis, 2019)
Sin embargo, pronto vemos que no es así. Que aquí lo que hay es una comedia negra al estilo de Crudo. Lo crees por lo imposible de la situación de la protagonista, un ama de casa del siglo XXI que no tiene relación absolutamente con nadie fuera del entorno de su familia política. No tiene ninguna amiga, no tiene Whatsapp ni ningún tipo de redes sociales (y mira que hay), ni siquiera nadie a quien haya conocido por Internet con el que hablar en algún chat, nada. Sólo está muy enamorada de su marido, un hombre que básicamente la ignora, del que busca una constante aprobación.
Y no sé si la casa en la que pierde el tiempo la protagonista no es otra cosa que una metáfora de algo, o si los suegros lo son del estigma que acompaña a la enfermedad mental, o si el marido una crítica de una sociedad patriarcal donde una mujer sumisa y servicial es el complemento de una vida perfecta, también podría ser una crítica a la medicalización de la sociedad actual (todo lo relacionado con el personaje de la psiquiatra resulta sonrojante).
En definitiva, podría ser muchas cosas, pero no acaba siendo ninguna.

Swallow (Carlo Mirabella-Davis, 2019)
Porque la película va avanzando y piensas: no puede ser. ¿De verdad la película se toma tan en serio a sí misma? ¿Puede ser que la intención del director sea contar un drama sobre la etiología de los trastornos mentales? Y sí, parece ser así, lo que, dado que los personajes son poco más que un arquetipo, absolutamente unidimensionales, lo que al principio resulta perturbador acaba resultando absolutamente ridículo. Porque la película, así planteada, sólo tenía dos opciones: o ser una sátira o una bonita colección de canciones e imágenes. Un sinsentido absolutamente inofensivo.
En definitiva, un pastiche posmodernista escrito y dirigido por alguien que no sabe a qué está jugando. Puede que ni siquiera sepa jugar.
Prescindible.
Swallow (Carlo Mirabella-Davis, 2019)