Epicentro de tus estaciones

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2018-04-27

Epicentro de tus estaciones

“No tenía ganas de saltar una vez más
Me quedé de lado sin saber reaccionar
Son muchos años buscando aquí la felicidad o el despertar
Y es que ningún lugar es el erróneo, ¿qué más da?, todo andará
Pero mi cuerpo está tan harto de tambalear”
Rigoberta Bandini, Too Many Drugs

Epicentro de tus estaciones

Todos somos silencio.
Palabras que nunca pronunciamos,
lágrimas no derramadas,
planes no realizados,
pensamientos desconocidos en el exterior,
miradas que duelen,
ojos enrojecidos,
sentimiento de culpa,
incapacidad, insatisfacción
y lecturas en soledad.

Móviles apagados,
voces metálicas que contestan por él,
mensajes de voz nunca escuchados,
ventiladores,
charcos de agua,
vigas en el techo,
brillo de azulejos,
frustración.

Luz tenue,
proyecta sobras contra la pared.
Siempre en silencio.
La radio que se estropeó
y nunca llevaste a reparar.
Cartas de amor vergonzantes
en la caja del armario.
Nunca las leyó
y ya no lo hará.

Demasiado egoísta para quererte.
Demasiado ocupada en sobrevivir.

Fin del cuento.

Epicentro de tus estaciones


Epicentro de tus estaciones

Epicentro de tus estaciones

Y todo debería ser de otra manera,
pero no lo es.
Y la comida se te ha quemado por cuarta vez esta semana.
Y los espejos insisten en devolver un extraño ruido,
el que tu silencio esconde
de tus noches en vela,
del rostro envejecido,
de la piel colgante
y las expresiones grabadas en ella.

Recuerdan que eres humana.

La historia no empieza ni acaba,
dentro de un tiempo se desvanecerá,
los árboles amarillos del otoño,
paquetes rojos en navidades y
amaneceres naranjas en primavera.

Hasta que te encuentras,
fumando un cigarrillo en la playa,
enganchada a un libro sobre la arena.

Ya es verano.




Poesía

Verso libre


Entrada en poémame


Nuestros depredadores

2018-04-26

Nuestros depredadores

“Cuando lloraba yo tanto,
cuando yo tanto sufría,
mis penas, sólo mis penas,
fueron constantes amigas;
me quedé sin ilusiones,
me quedé sin alegrías,
volaron mis esperanzas,
y en el mar de mi desdicha,
pobre y solitario náufrago
sin auxilio me perdía;
llegó un momento supremo
en que aborrecí la vida”
Juan Ramón Jiménez, A mis penas

Nuestros depredadores

Conozco gente, gente que conoce gente, personas aparentemente normales. Y no es que no lo sean pero, por mucho que les mires serás incapaz de ver, ni tan siquiera percibir, la herida todavía abierta que sienten en su piel.

Hay quienes están dispuestos a contárselo al primer desconocido, en chats de internet, buscando sexo, drogas o cualquier otra cosa que les haga olvidar durante un rato aquello que les pasó en su infancia. Cómo afecta a su vida, no lo sé, quizá simplemente deciden echar sal a la vida cada vez que están deprimidos, sobreprotegen a sus hijos porque saben que el mundo, la calle y la noche están llenas de secretos inconfesables.

Como aquella vez que su padre, su hermano, el párroco de su parroquia, un profesor de su infancia quien fuera, les hizo sentirse especiales bajo la promesa de que iban a compartir un secreto. Y eso era, un secreto, uno terrible, porque dicen que uno de cada siete niños ha sido abusado en alguna ocasión.

Nuestros depredadores


Nuestros depredadores

Y creo que nos quedamos cortos. No es abuso, es violación. Nunca se olvida, nunca llega a pasarse página del todo. Aquellos que les tenían que proteger, educar, ayudar, les traicionaron. Y, después de eso, es difícil volver a creer en nada ni en nadie. Es difícil de soportar que te toquen, que te miren o quedarte solo en una habitación con esa persona a la que nunca te has podido enfrentar. Por miedo, por vergüenza, porque no te defendiste, porque sentiste cosas, pulsiones confusas que aún hoy te cuesta interpretar, porque diste signos de excitación cuando te estabas muriendo por dentro.

Y quizá mueras, durante toda tu puta vida, o quizá lo afrontes, no lo olvides, pero consigas de alguna manera que eso que ocurrió no te impida ser feliz. Quizá sepas que la vida continúa, a pesar de todo, que sólo tenemos una y que merecemos ser felices.

Nuestros depredadores




Manifiesto


Fundación Rana


Hogueras en mi alma

2018-04-25

Hogueras en mi alma

Masacre. Ven y mira
Elem Klimov

Hogueras en mi alma

Resucitan los caballeros negros,
la orden maldita,
los perros de la guerra,
hienas salvajes,
asesinos crípticos,
positividad nula,
ausencia de empatía
o compasión.

Hoy decidieron quemar el bosque
y los edificios de las ciudades,
degollando neonatos,
violando adolescentes
frente a las hogueras
en las que se consumen sus padres.

No cesa el grito
y no sé qué hacer.
Condenado a contemplar la muerte una y otra vez,
la imaginación y la pérdida de seres queridos.
Castigado a permanecer igual mientras todo cambia,
cuando el cielo azul es invisible tras el humo negro
y cuando la tortura se ha convertido
en principal medio de comunicación.


Hogueras en mi alma

Me repito:
“si cierro los ojos,
si no lo veo,
no me hará daño”.

Y es el final, el final,
el final de la noche,
lo sé, lo entiendo,
sólo hace falta paciencia,
pero los sueños reniegan,
nunca llega el amanecer,
y si lo hace,
perdido en las nubes,
no es como lo pintan:
Tranquilo, cálido, apacible,
no,
sino furioso, abrasador,
queman mi piel,
sólo la mía,
nunca la de mis enemigos.

Pues los rayos
se alimentan de sangre humana.
De lo que ellos nunca fueron.




Poesía, Verso libre


Entrada en poémame


Entre tus ojos resucito

2018-04-25

Entre tus ojos resucito

“Esta entrada es un desastre que jamás debí publicar”
Ernesto Bánegas, Entre tus ojos resucito

Entre tus ojos resucito

Resucito en el preciso instante en que muere el momento.
Entre las telarañas de la radio comercial,
atrapado en debates que no tienen sentido para mí.
Así paso mi nuevo primer día en la tierra.

Dicen que hay catalanes picando el suelo en las fronteras,
convertirán el país en isla, y la isla en Arcadia.
Siento indiferencia,
y personas vestidas con banderas de idénticos colores
me lanzan reproches en el Eroski de la intermodal.

La cajera, una chica colombiana,
me ofrece comprar un máster
dice que hoy están en oferta
y que los más golosos sirven para entender
el funcionamiento del Estado Autonómico.
Marca Rajoy, Marca España,
contenido nulo,
mentiras disimuladas,
derecho al fascismo,
réquiem por la libertad de expresión.

Sosias de Lázaro, ya soy famoso.
La prensa me ama y la gente me odia.
El hombre occidental no precisa de buenos modales,
signo de hipocresía y desprecio a la gente humilde.
Paparazzis quieren hacerme tantas fotos que temo quedarme ciego,
todos intentan llamar mi atención,
Ernesto, aquí, míranos.
Y en el momento preciso,
cuando el más preparado tenía ya la mejor toma,
una mujer rubia se coloca entre él y yo.
Doy las gracias al Dios que me conserva la vista,

para poder ver también,

que ésta es una entrada que jamás debí publicar.


Entre tus ojos resucito

Pido cárcel para todos los que se caguen en él
y en la corona salvadora.

Alimenta y celebra el olor de sus deposiciones,
nuestros líderes compran alimento de la mejor calidad,
fueron lectores ávidos de Fukuyama,
siguen celebrando el fin de la historia,
alimentando el suyo propio,
el tuyo también,
aunque prefieras no darte cuenta.

Cuando llegue,
se encontrarán en el mismo lugar:
las nupcias de Preysler y Vargas Llosa.
El destructor de mundos
recopilará argumentos,
y saldré en la televisión,
os pediré que abandonéis vuestros hogares,
y nadie me hará caso
porque una mentira repetida tantas veces nunca es verdad.

Voy a operarme,
cambiaré mi rostro,
nunca me encontraréis.

Me construiré una casa en la naturaleza.
Cuando me falte sal se la pediré a Kaczynski.
Buscaré mi propia comida,
perderé al día más de un millón de calorías,
y cuando estemos en los huesos,
cuando el sol se cuele por nuestra ventana,
una fría mañana de invierno,
nos miraremos, no sonreiremos,
se nos escapará algún beso,
sin hablar lo sabremos,
yo soy el último y tú la última,
y ya nunca más tendremos nada malo que decirnos.




Verso libre


Silencio

2018-04-20

Silencio

“Y recordé viendo el Muro
algo que un buen día te oí:
‘Vivo al norte del norte
Hace frío en mi país
Lejos de todo, lejos de ti'”
Nacho Vegas, Al norte del norte

Silencio

No me conozco.
A veces ni siquiera sé si existo
más allá de mi imaginación,
y me cuesta tanto explicar
mis actos inexplicables.

Creo que los hace otro,
que tampoco sabe por qué,
porque tiene que hacerlo,
aunque no haya otro motivo,
sólo si rima,
destrúyelo.

Enfrente de ti,
indispuesto a confesar mis pecados,
cuando sabes qué decir yo ataco,
cuando no sé que decir yo me defiendo.
Dejo que sea él quien se explique
pero no se pueden explicar los actos inexplicables.



Y me sumerjo en un océano de silencio
te grito,
desesperado,
todo el tiempo,
quizá no las palabras que quieres oír,
sí las que quiero decirte,
pero nadie puede escuchar.
Porque las palabras
quedan atrapadas entre nuestras paredes.
Porque entre mi mente y el exterior
existe un mundo de miedos y fantasmas.

Es mi muro de silencio
donde pinto mis excusas
esperando que puedas leerlas algún día.
Donde confieso que no soy perfecto,
que estoy profundamente dañado,
y que, aunque mi vida sí es perfecta,
me empeño en destruirla,
sin motivo aparente,
sin quererlo
sólo porque necesito el dolor
océanos de ruido imperceptible
con la esperanza de algún día
satisfacerte en la calma.




Poesía


Entrada en Poémame


Silencio

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