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Las vidas alternas

Los que no vivieron

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Las vidas alternas

Ciudad

Ciudad

Pasé la tarde paseando, punta a punta, la ciudad.
Memorizando todos y cada uno de sus recovecos.
Volviendo a visitar todos aquellos lugares
en los que pensé que estarías
si algún día llegaras a desaparecer.

Pensé que, a pesar de todo, aquella
no era una ciudad tan diferente a las demás.
Estaba gobernada por el hombre blanco,
aunque hubieran personas de todas las razas
sentadas en bancos, compartiendo las mismas
preocupaciones, viendo las mismas películas y
escuchando la misma música, hablando
miles de idiomas, todos ellos medios incompletos
de comunicación de los que hace tiempo he desconectado.

Y recorriendo la ciudad, de punta a puta,
vaciando los lugares en los que deberías estar,
cada vez más borracho, cada vez más ansioso,
más sólo, llenando mi mente de recuerdos tristes
y culpándome una y otra vez, por no haberme
alejado de ti cuando aún estaba a tiempo,
cuando era consciente de que estaba viviendo
los momentos más felices de mi vida,
que ya no volverían
y que algún día los echaría de menos

Ciudad

Sin embargo, aquel día, la escena, el parque,
el cielo con su tono rojizo envuelto en nubes
que todas juntas parecían formar un remolino,
era precioso, como las luces en la noche
haciendo sombra para esconder los besos
de dos enamorados decididos por una vez
a volver a actuar como si fueran adolescentes.

Entonces aquel olor a tierra, antes de la tormenta,
vino para quedarse. Es ése olor, ya sabes,
el que siempre me recuerda a ti. Por eso,
pensé que, si venía el temporal, dejaría
que mi cuerpo se empapase de lluvia
y que quizá el viento fuera lo suficientemente
fuerte para levantarme del suelo y colocarme
en el medio del huracán y convertirme así
en la tempestad que explotaba en mi interior.

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Sombras Culpabilidad, Desamor, Dolor, Recuerdos, Reflejos

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