Abandonados
Se fue la electricidad
y la calefacción ha dejado de funcionar,
como todo lo demás.
Apenas quedan un par de cristales en pie.
Cuanto más tiempo permanecemos aquí
más abandonado parece.
Nuestra piel sucia
se mezcla con las paredes.
El frío exterior
nos llega a los huesos.
He pensado en hacerte
un abrigo con mi piel.
Pero no es lo que necesitas.
Sólo una dosis más
serviría para calentarnos.
Para soñar de nuevo.
El teléfono no suena
por lo visto, se cansaron de llamar.
Debió agotarles mi indolencia,
o mi sufrimiento constante,
la necesidad de escapar.
Vivir una vida en la que no había lugar para ellos.
Y, por más que nos abracemos,
eso no es suficiente.
No para entrar en calor.
Ni calmar nuestra sed.
Abandonados a esa necesidad,
mayor que nuestra existencia.
Prendados de ese algo más,
que por una vez
podemos indicar perfectamente.