Nieve
Busco una poesía
que me explique
el por qué
de todos mis errores.
Estoy lleno,
no de palabras,
sino de pensamientos abstractos
dibujos en la nieve
escritos en sangre.
Y sigo buscando
entre las hojas
de los árboles congelados
todas las cartas que me escribiste
y yo no tuve el valor de ignorar.
A veces me entretengo
admiro el paisaje:
los rayos de sol
chocando contra la nieve
sin darme cuenta
de que aquel reflejo
es el que más quema.
Entonces arde mi mente
y empiezo a escribir
buscando las palabras mágicas
aquellas que sanan todas las heridas
y me remiten a todas aquellas mujeres
de piel naranja
con las que me he acostado.
Sólo busco
que alguien me devuelva
la virginidad
y se lleve por fin la tristeza
siempre inevitable
después del coito.
Y excavo un agujero en la nieve
dejando que me entierren
siento que se congela mi piel desnuda
y me pregunto cuánto frío
seré capaz de soportar.
Y todo este frío
se traga todas las putas palabras
dejando al final sólo aquella imagen tuya:
tus ojos grises impasibles mientras hacíamos el amor.

Esos ojos donde me hubiera gustado mudarme.
Es sólo ése y no otro motivo
el que me trajo a la Antártida.
Aquí nadie me preguntará
cómo fui capaz de permitir
que me hicieras tanto daño
ni por qué nunca tuve el valor
para dejarte y seguir adelante.
Aquí te lo entregaré todo,
las palabras que nunca voy a pronunciar,
las heridas provocadas por el hielo
que quema mi piel.
No soy capaz de cerrarlas
ni con el mejor de mis pegamentos.
Te daré mis sueños blancos,
mi cuerpo magullado,
la cueva donde vivo,
el único lugar en el que guarecerme.
Te daré mis ojos
perdiendo así toda posibilidad
de admirar tanta belleza.
Y la promesa de mantener viva
toda aquella pasión que tú no sentías
mientras me quede un solo trozo de carne
que no haya sido devorada por los lobos.
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