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Las vidas alternas

Los que no vivieron

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Las vidas alternas

Mes: julio 2018

Autorretrato

2018-07-25

Autorretrato

No creo tener enemigos mortales,
desgraciadamente,
aunque hay odios
que siempre me acompañarán.

Echaría de menos la culpa
si no supiera que siempre va a estar ahí.

No soy el que habla
sino el que escribe,
pero a ambos nos va la dramaturgia.

No escribo para ti,
ni para nadie,
aunque me gusta que me leas y me halagues.
En el fondo,
estoy convencido,
soy diferente,
también mejor que tú,
pero sólo desde mi punto de vista.

Egocéntrico, sí,
también complejo, introvertido e inseguro,
parte de una realidad
que oculta miles de secretos.
Nunca llegaré a comprenderlos todos.

Y tú nunca podrás llegar a comprenderme a mí.

Me hago entrevistas
como si fuera famoso.
Respondo con frases fabulosas
que sólo están en mi mente.
Oculto mis peores secretos,
construyo en mis recuerdos
la persona que quisiera ser.

Soy sólo el que escribe
vivo en un mundo totalmente diferente al tuyo.
Un mundo de universos
en el que puedo matar, follar y drogarme sin consecuencias,
a veces también hacer el bien,
dar la vuelta al mundo y convertirlo en un lugar mejor.

Estar aquí parece fenomenal,
pero tienes que pagar
el viaje de ida.

Porque me voy,
desaparezco entre ondas cerebrales
que unas veces se mueven en las nubes
y otras se revuelcan en el fango.

Desprecio tocar el suelo
porque es el mundo del que habla,
poco,
casi obligado.

El que está sujeto al mundo físico
y necesita que le recuerdes constantemente
que estás enamorada,
que no te vas a ir
y nunca le verás con mis ojos.

Deja que me castigue
y camine con el robot,
entre montañas nevadas,
necesito alguien con quien no hablar.

Reducir al mínimo el espacio físico,
porque seguro que en un mundo que no hay nada
no habrá recuerdos,
ni dolor,
ni vidas alternas,
ni soñaré con el enemigo,
finalmente peor que mortal.

Le conocí en una pesadilla,
compuesta de capítulos inconexos
donde yo siempre pierdo.

A veces pienso,
quizá gané en los que no recuerdo
porque quien no se consuela
es porque no puede.

Y me pregunto
lo mismo que escuché en aquella canción en aquel tiempo
tiempo de largas parrafadas donde vivía entre grandes edificios y coches contaminantes,
era todo tan caótico…

Y me pregunto:
quién fue el que me clavó la estocada,
crítica pero no mortal,
¿fue él o sólo yo?

Sólo hay una cosa
que me da más miedo
que desangrarme:
curar la herida.

autoretrato

Sombras Carácter Destructivo, Culpabilidad, Pesadillas, Recuerdos, Sangre

Mi inexistencia

2018-07-24

mi inexistencia

Soy un robot. El sueño eléctrico de una computadora. Serie de decisiones racionales y planeadas. No sudo, no siento el frío ni el calor, no sufro. Mi voz sólo está distorsionada cuando no lo está. Cuando intento imitar la tuya en un vano esfuerzo por comprenderte.

Mis manos son tenazas. Tus sentimientos se me antojan excesivos. Pienso que es porque no existe el concepto de pérdida cuando no tienes nada aparte de un conjunto de tareas programadas. Me han programado para no fallar. Desconozco el deseo de pasarse el día en la cama, el mal olor, el pánico, la nausea.

A veces, cuando no tengo nada que hacer emito un sonido parecido a un grito que retumba en las montañas. Nadie lo escucha, nadie contesta. Da igual porque nunca he conocido a nadie. Ni siquiera sé por qué lo hago. Debe ser un error de programación. Un proceso demonio descontrolado y molesto. Pero, si hubiera algo que me gustara creo que, de todo lo que hago, lo que más sería esto: Subirme a la cima de la montaña y gritar, como si pudiera sentir el aire en mi rostro. Sentir como el recolector de basura poco a poco va eliminando todos esos procesos que se quedaron enquistados entre mis fusibles. No sirven para mejorar mi productividad.

Hoy cenaré aceite y cenizas. Puede que a vosotros no os parezca gran cosa pero para mí es un manjar. Un pájaro vuela de un lado a otro, absurdo derroche de energía y, en el suelo, mi creador parece desconectado.

En una ocasión me dijo que los hombres un día se desconectan, cuando pierden toda la energía. El mundo existía desde antes que ellos y existirá después. Me dijo que quizá nosotros conseguiríamos superar eso. Según mi intérprete de expresiones faciales lo decía con cierto orgullo. Sin embargo, desde mi punto de vista, eso no tiene ninguna importancia.

Sin pararme a pensar en ello algo me impulsa de nuevo a salir a la montaña. Un pájaro vuela en dirección al horizonte. Le sigue mi lamento electromagnético.

Con él puedo viajar a través de las montañas.

mi inexistencia

Relato, Uncategorized Klee, Reflejos

Castilla

2018-07-24

Castilla

Llegamos el uno al otro destrozados,
como arrastrados por la marea,
desanimados,
sucios
y en los huesos.

Recuerdo haber caminado durante mucho tiempo,
durmiendo de día,
desesperando de noche,
entre campos de maíz amarillo
y pequeñas casas de ladrillo
hace tiempo abandonadas.

Busqué el sol en Castilla,
tú el mar en el mediterráneo.
Nos encontramos cuando perdimos el camino.
Te miré,
y tú,
como una tortuga,
te escondiste bajo tu caparazón.

Mi mirada cansada,
tu actitud alerta,
mis manías de anciano,
tu sonrisa contagiosa,
nuestros postres en habitaciones de hoteles
modernas,
impersonales.

Entramos en el futuro
y nos negamos a dar un paso atrás.

Ansiedad,
debíamos vernos,
compartir sexo e historias,
hacer nuevos descubrimientos
en ese precioso desierto de piel
que denominan tu espalda.
Tu cabeza sobre mi rostro,
me hacías cosquillas con tu pelo,
bendito priapismo,
semen recorriendo la habitación,
fuego y humedad en tu sexo.

Y, después de meses sin comer,
ése era todo nuestro alimento.
Y las diez mil expresiones de tu rostro
fueron las piezas más cotizadas de mi museo.

El tiempo que estuvimos juntos
pude ver ejércitos extraterrestres
cruzando el universo,
pioneros recorriendo nuevos mundos,
el sol iluminando
las paredes de la Alhambra,
océanos de color negro,
sirenas con el pecho descubierto,
animales acorralados,
peleando por su vida,
devorándose
y volviendo a nacer,
una y otra vez,
en bosques de cuento de hadas,
con sus torrentes y sus flores de colores,
con sus gigantes y sus judías mágicas,
en los que el sol
entra en rayos perfectamente definidos
que se cuelan entre las hojas de los árboles.

Contigo,
descubrí que es posible fundar una nueva ciudad,
rejuvenecer,
escaparme de aquella prisión,
sólo necesitaba
una habitación vacía
para descubrir el nuevo mundo.

Y me dejaste acostarme sobre tus muslos,
me contaste cuentos de dragones
hasta que me dormía agotado,
después nos despertábamos
y se volvía a activar tu flujo,
me alimentaba
y volvíamos a dormir abrazados,
qué incomodidad
la de los primeros días.

Y, después me prometiste,
que el futuro sería distinto.
Podía seguir temiendo a todas las criaturas de la noche,
si me seguía pareciendo divertido.
Podía temer la venganza
de tantos caballeros derrotados,
de los impulsos
tantas veces ignorados.

Esperar el ataque
de los insectos que recorren las paredes
o de las líneas que atraviesan las baldosas.

Porque el mundo está lleno de peligros.

Y tú consigues espantarlos a todos.

castilla

Luces Recuerdos, Reflejos

Azahara

2018-07-22

Azahara

Caminaba por el río
y salieron a su encuentro,
los que al otro lado vivían.
Traían flores amarillas.

El odio tantos años cultivado
se introdujo en él.
Su cuerpo se llenó de cortes.

De terror era su sangre,
otro río en el cemento,
sensación de irrealidad:
le visitaban los fantasmas.

La madre a la que no había visto en años.
Azahara la llamaban.
Cogió su cabeza entre sus manos
y le cantó una nana.

Tenía ojos gris tormenta
cubiertos por la humedad.
Cantaba,
le acariciaba el pelo
y lloraba en silencio
para que no se diera cuenta.

Y él pensó que no se estaba tan mal.
En aquel instante último
todo, por fin, sería sencillo.
Sólo tenía que cerrar los ojos
y dejarse llevar.

“Sigue cantando madre.
Al fin puedo disfrutar
de aquel recuerdo
que me hacía tan infeliz.

“Esta noche te busqué en el río
y no encontré lo que esperaba.
Tengo miedo, Azahara,
No dejes de cantar.
Me han quitado todo excepto esto
que es solamente nuestro”.

Habría gritos de dolor,
y también oscuridad,
voces que retumban en el recuerdo
y miradas indiscretas,
una rosa entre tu pelo,
besos de algodón,
y después,
eterna compañía ausente
y lágrimas de sal.

De haber sido pájaros,
¿hubieras curado mis heridas?
Sigue cantando por favor,
aquí el tiempo pasa muy lento
y ha pasado demasiado
sin la alegría de tu tacto
o la dulzura de tu voz.

Mañana al amanecer,
los nuestros entonarán
gritos de venganza
y las corrientes de sangre
que nos han acompañado desde niños
seguirán ahí,
inmutables e indiferentes
al llanto de todas aquellas madres
que, como la mía,
recibieron malas noticias
que sumaron varios años a su cansancio.

Sigue cantando
y bésame los párpados.
Así sabré que lo que me espera
será bonito.
Sigue cantando, Azahara,
llévate el dolor
y quédate conmigo.

Azahara

Relato, Sombras Dolor, Sangre

Ausencias

2018-07-17

Ausencias

Llegarán tiempos
en que todos los cielos
se derrumben
sobre nuestra historia.
Y la naturaleza
permanecerá impasible.

Nos mostrará
la escasa relevancia
de lo que un día
nos pareció tan importante.

De ese libro que leímos
y nos cambió cuando éramos jóvenes,
hoy sólo buscamos excusas
que justifiquen nuestros errores.

Y esa canción tan intensa…
sólo era dolor adolescente,
imitación desangelada
de una tormenta.

Aquel dolor no era tan intenso en realidad
como el dolor de los años
que pasan sin control.
Ahora daríamos todo
por volver a sentirlo de nuevo.

Todos los errores que cometí
ahora ya no se pueden deshacer
y me animan
a cometer otros nuevos.

Errores de juventud
son impuros en la edad adulta.
Hoy no puedo decirte
que no conociera las consecuencias.

Y, paradójicamente,
ahora me refugio
en la vana esperanza
de que pase el tiempo
y todo lo borre.

Conseguir mantenerme sobrio,
detener mi deterioro cerebral,
permanecer despierto el tiempo suficiente,
hasta alcanzar la redención.

Ausencias

Sombras Culpabilidad, Desamor

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